LA HISTORIA DE TIN MACHINE, EL GRUPO DE ROCK DE DAVID BOWIE QUE NO TRIUNFÓ

Escrito por el febrero 16, 2021

Si hubo una década en la que David Bowie brilló, en la que recogió los frutos de todo el talento que había ido sembrando años atrás, esa fue la de los ochenta. Con sus múltiples personalidades y su experimentación llevada siempre un paso más allá, el Duque Blanco gozó de un gran éxito comercial y nos dejó algunos de los mejores discos pop de la historia, como Let’s Dance o Tonight.

Profundamente independiente, a pesar de las numerosas colaboraciones a las que se prestaba, Bowie nos sorprendió en mayo de 1989 con un nuevo proyecto musical en el que, por primera vez, estaría rodeado de otros músicos. Se trataba de un cuarteto de rock llamado Tin Machine, un grupo en el cual se unió con Reeves Gabrels en la guitarra, Tony Fox Sales en el bajo y Hunt Sales en la batería con la intención de «hacer el tipo de música que disfruto escuchar y para rejuvenecerme artísticamente».

Todo se fraguó durante la grabación de Look Back in Anger, uno de los temas de Lodger (1979), el último disco de la llamada trilogía de Berlín. En ese contexto contó como guitarrista con Reeves Gabrels, con el que inició una relación musical que acabaría desembocando en la fundación de la banda. Después del Glass Spider Tour y el varapalo que había cosechado por parte la crítica, pues se centraba en las canciones de su disco más flojo, Never let me down, quiso probar suerte con un grupo que le permitiera crecer como artista.

Cuando publicaron Tin Machine I (1989), su álbum debut, se descubrió que Bowie estaba interesado en un sonido más oscuro que tenía que ver más con la influencia de Pixies y no con su etapa experimental de los 70. La agrupación marcó un tiempo muerto en la carrera solista del Duque Blanco, ya que fue el principal proyecto de Bowie desde su creación en 1988, hasta su disolución en 1992 cuando Bowie volvió a sus proyectos en solitario.

A raíz de esa falta de confianza de la crítica, Bowie se centró en colaborar con Reeves Gabrels, para recuperar la trascendencia de los primeros años, para volver a contagiarse con la sensibilidad que desprendía. Todo ello, según sus palabras, porque buscaba «a alguien que pueda hacer una combinación de Beck, Hendrix, Belew y Fripp para que cuando deje de cantar, pueda tomar la pelota y hacer algo completamente distinto con ella, así cuando regrese, ya no será la misma pelota».

Tin Machine tuvo continuación en un segundo álbum publicado en 1991 y un directo, trabajos interesantes que no lograron superar las expectativas puestas en él. Era un Bowie rendido a las guitarras como nunca, y muchos vieron una maniobra un tanto forzada que no cuadraba con la imagen del artista.

David Bowie y los miembros de Tin Machine, en 1988. / Aaron Rapoport/Corbis/Getty Images

El hecho de que David Bowie decidiera formar un grupo tenía un enorme potencial para él, pero como artista, las decisiones que inevitablemente tenían que tomar de forma democrática limitaban su capacidad de acción como artista tan diferenciado. Tras la dispersión del grupo en 1991, Bowie volvería a ser el solista que tenía el control total sobre su destino y no tenía compañeros de banda que le impidieran alcanzar la grandeza.

En 1996, Bowie reflexionó sobre su tiempo con Tin Machine: «Me ayudó, me parece, a recuperarme como artista. Y siento que durante los últimos años he vuelto a estar absolutamente a cargo de mi trayectoria artística. Estoy trabajando según mis propios criterios. No estoy haciendo nada de lo que me podría avergonzar en el futuro, o algo que, mirando al pasado, me haga decir que mi corazón no estaba en ello».

Fuente Original:Los40.com
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