La tormenta mediática de los sucesos acaecidos en los últimos días entre Huawei y Estados Unidos comienza a virar cada vez más hacia el ámbito político. Tras unas declaraciones de Donald Trump en las que el presidente sugiere que la firma asiática podría entrar dentro de un paquete de negociación con el imperio chino, casi al mismo tiempo su homólogo venezolano declaraba su intención de realizar una «inversión inmediata» en las tecnologías procedentes de aquel país.

Nicolás Maduro se posiciona así de manera clara del lado de China y en contra de Estados Unidos –algo evidente, por otra parte–, aunque esto no sea de demasiada ayuda para una Huawei que mira con incertidumbre al futuro de su división de consumo, gravemente herida tras la prohibición de establecer tratos comerciales con empresas norteamericanas. Venezuela dispone, además, de estrechas colaboraciones con empresas chinas en la actualidad.

«He ordenado hacer una inversión inmediata junto a nuestros hermanos chinos, y la tecnología de China, la tecnología de Huawei, de ZTE, y de todas las empresas chinas y de todas las empresas rusas», ha manifestado Maduro este jueves en un acto en Caracas, según recogen distintos medios. El objetivo, según señala el dirigente, sería «elevar las capacidades de todo el sistema de comunicaciones y hacer realidad el sistema 4G».

La peor semana de Huawei

Desde que el pasado domingo Google cortara relaciones con Huawei, dejando así a la empresa sin la posibilidad de incluir en sus teléfonos la versión de Android firmada por la tecnológica californiana y, por tanto, sus servicios, otras compañías del sector han ido dando la espalda a la firma asiática a lo largo de los pasados días. La desarrolladora de diseños para chips ARM, Toshiba, Panasonic o la SD Association son algunas de ellas.

A día de hoy se desconoce cuál puede ser el final de una situación que enfrenta a Huawei a la peor crisis de toda su historia. Por el momento, la compañía se pertrecha tras una versión de Android desarrollada por ellos y la posibilidad de llegar a futuros acuerdos con las compañías no asentadas en Estados Unidos como vías para paliar los devastadores efectos que tendría un bloqueo total a la firma.